Es increíble lo duro que resulta ser un diseñador gráfico freelance en España.

Concretamente en Barcelona, hace años que las cosas no están para echar cohetes.
Pero sí he de aclarar que la situación (COVID-19) ha abierto muchas puertas a diseñadores gráficos profesionales como yo.

Mi trayectoria como diseñadora gráfica en USA

En muchas ocasiones, recuerdo mis años como diseñadora gráfica freelance en Atlanta, Georgia, EE.UU. Aquello sí era disponer de un buen sueldo cada mes, realizarse profesionalmente, dedicar el tiempo justo y necesario a una actividad que debe lucrarte y darte satisfacciones, sin sentirte esclavo (al menos no del diseño) etc.
Allí obtenías facilidades de todo tipo, siempre y cuando fueras eficiente y pudieras demostrar que tu carrera de diseño gráfico se podía convalidar en ese competitivo país ¡claro está!

Independientemente de todo lo que tenemos entendido y creemos saber de los “famosos Estados Unidos de América”, no se puede negar que allí cualquier profesión técnica, científica, creativa… tiene muchas salidas y caminos, factor que me resulta sorprendente en un país donde las personas disponen de un nivel bajísimo de conocimientos (supongo que será por eso que todas las “mentes inteligentes” del mundo son absorbidas por USA).
Sí sí, los norte-americanos no son como los españoles o europeos. Ya no hablo a nivel cultural o profesional solamente, sino que tienen un “vacío como humanos” difícil de concretar para mi. Aunque estuve allí residiendo durante 5 años, todavía no encuentro la definición ajustada a la mentalidad de ese basto país.
Nota: Aclaro que no es bueno generalizar con nada ni con nadie, pero de todas formas os recuerdo que todas estas valoraciones son muy personales (simplemente se trata de MIS apreciaciones).

De regreso al diseño gráfico en España

Volviendo a España… aquí los diseñadores gráficos parecemos super-héroes (o al menos nuestros clientes pretenden explotarnos como si lo fuéramos).

  • Debemos tener una capacidad inhumana de adaptabilidad.
  • Conocimientos amplios en “todo” lo relacionado con temas de comunicación o estéticos que además, estamos obligados a tener totalmente al día..
  • Y un sinfín más de características a las cuales cualquier diseñador gráfico se encuentra atado en su día a día y su profesión (si es que desea trabajar, lógicamente).

No, lo siento… los diseñadores gráficos no somos súper-héroes o heroínas de las cuales se puede ir “estirando a ver qué saco”. El regateo no debería estar permitido bajo ningún concepto, ni en el diseño gráfico ni en ninguna profesión respetable y loable como muchas las hay.

Ser diseñadora gráfica en España implica combinar creatividad, técnica y adaptabilidad en un mercado competitivo pero lleno de oportunidades. El diseño gráfico es una profesión en constante evolución, marcada por las tendencias digitales y la necesidad de una comunicación visual efectiva. En España, especialmente en ciudades como Madrid, Barcelona o Valencia, hay una gran demanda de profesionales en agencias de publicidad, estudios de diseño, empresas tecnológicas y medios de comunicación.

Las diseñadoras gráficas deben dominar muchas de las herramientas de Adobe Suite: InDesign, Illustrator, Photoshop…, pero también es fundamental desarrollar habilidades en branding, tipografía y diseño UX/UI. Además, la capacidad para trabajar en equipo, entender al cliente y adaptarse a diferentes sectores es clave.

Como yo, muchas diseñadoras trabajan por cuenta propia y como freelance, lo que les da libertad creativa y flexibilidad, aunque también implica saber gestionar proyectos, presupuestos y relaciones con los clientes (a veces no muy sencillas ni agradables, ha ha). La competencia es grandísima, así pues, contar con un buen portafolio (con un gran abanico de proyectos realizados), tener reseñas de clientes y mantenerse actualizada es esencial para avanzar.

Para mí no hay más: ser diseñadora gráfica en España es un reto estimulante y enriquecedor. Es una profesión que me permite dejar huella en la cultura visual del país, ofreciendo infinitas posibilidades, tanto a nivel local como internacional. La pasión y la formación constante son las claves del éxito.

Nunca fue fácil ser freelance gráfico, pero no os engaño si digo que, después de 30 años de profesión, pensaba que algún día todo sería diferente y mejor (siempre he sido un pelín idealista).

Dar valor al trabajo de una diseñadora gráfica profesional implica reconocer su formación, experiencia y creatividad. Nuestra tarea no se trata solo de “hacer algo bonito”, sino de comunicar con eficacia, construir identidad y conectar con el público.

Respetar nuestros tiempos, pagar tarifas justas y confiar en nuestro criterio son formas clave de valorar nuestra labor. Nuestro trabajo aporta soluciones visuales estratégicas que potencian marcas y mensajes. Invertir en diseño profesional es apostar por calidad, coherencia y resultados duraderos.

Así pues, os pido que valoréis y consideréis a los diseñadores gráficos, del mundo, de España, de Barcelona… de todas partes. ¡Todos ellos/as así lo merecen!

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